La magia talismánica.
La magia magia talismánica o numismática oculta.
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La rama de la magia aplicada a la elaboración de talismanes es llamada “magia talismánica” o también “numismática oculta”. La palabra talismán está cargada de encanto, posee un halo mágico y especial. Pero a ciencia cierta, ¿qué es un talismán? Muchos elementos son llamados erróneamente talismanes sin serlo.
En principio, debemos distinguir, que a ciencia cierta, no deberíamos llamar talismanes a aquellos elementos que no posean caracteres, signos o símbolos. A una simple piedra, o un trozo de metal, más allá de poseer una fuerza espiritual determinada, no deberíamos llamarlos talismanes. Estos elementos (como muchos otros de la naturaleza), al ser portados en pequeñas bolsitas o sobre el cuerpo, podrían definirse mejor bajo el nombre de “amuletos” ya que el término deriva del árabe “hamalet” que significa “colgar”.
Todo talismán, más allá del material con que fuere realizado, debe llevar impresas las figuras o caracteres que le son propios. Un talismán es un objeto en el cual la naturaleza ha sido “elevada”, tratada de determinado modo por medio del cual su fuerza espiritual es amplificada, multiplicada.
Para elaborar de manera correcta o “canónica” un talismán, esto es, siguiendo las reglas tradicionales de la magia talismánica, debemos tener presente cada uno de estos factores:
*El material con que es confeccionado.
*El tiempo astrológico en que se lo elabora.
*La aplicación de los símbolos apropiados a cada uno.
*Su consagración.
*La correcta disposición interna del operador que lo elabora.
Bien ha dicho el gran mago español Papus que “la confección de un talismán es una verdadera y completa ceremonia mágica”.
Confeccionar, elaborar un talismán no es una obra de artesanía, es una ciencia mágica. La numismática oculta es un arte espiritual. La elaboración de talismanes es una de las más tradicionales formas de arte sagrado de occidente. Quien elabora talismanes no puede o no debe ser llamado artesano ya que (como ya hemos dicho) la magia talismánica no es una artesanía. Así mismo, quien elabora talismanes, tampoco puede ser denominado “orfebre”, ya que un talismán no es una mera joya. Quien elabora un talismán es, o debería ser un “mago” ya que trabaja la materia y por medio de ella la energía. De algún modo, un talismán elaborado canónicamente, cumple con el axioma alquímico que reza:
Materializa el espíritu y espiritualiza la materia.
Un talismán es un objeto visible (materia) que porta o expresa virtudes de lo invisible (espíritu).
Las virtudes de los talismanes
No hay obra humana para la que no pueda elaborarse un talismán. Las cuestiones para las cuales los magos antiguos los realizaban van desde aquellas triviales y sencillas como el favorecer el parto de los animales, a otras elevadas como el alcanzar la sabiduría.
Antes que nada debemos erradicar la idea de que la utilización de un talismán remplazara la necesidad de esforzarnos o capacitarnos.
Los talismanes no remplazan la labor humana sino que la favorecen.
Hay dos modos en que los talismanes pueden ser utilizados en las obras humanas. Los mismos pueden funcionar como “catalizadores” o como “compensadores”.
Un talismán de Marte –por ejemplo- no puede hacer valiente al cobarde si este no se identifica con su propia valentía. Así mismo, un talismán de Venus no nos hace bellos, sino que nos facilita el poder descubrir en nosotros y fuera de nosotros la belleza. En estos casos, cuando un talismán es aplicado para amplificar aquellos elementos que la persona ya posee, es cuando el mismo puede ser considerado un “catalizador”. Así es que un talismán puede ayudarnos a reconocer, aplicar y dirigir nuestra propia energía.
Por otro lado, podemos elaborar un talismán para equilibrar una carencia. Aquí el mismo funcionaria de un modo similar al que lo hace una vitamina que se ingiere. En este caso, un talismán es un intento de incorporar algo que nos falta en alguna medida. Aquí el talismán es un “compensador”.
Como ya se ha dicho: no hay obra humana para la que no pueda elaborarse un talismán. A continuación daré una pequeña lista de aquellas para las cuales se realizan más comúnmente:
*Acrecentar los frutos de la tierra.
*Bienestar de animales y plantas.
*Cambio favorable de la suerte.
*Cortes de obras de brujería.
*Desarrollo de cualidades personales.
*Embarazos.
*Estudios.
*Logros profesionales.
*Pareja.
*Prosperidad de personas y lugares.
*Protección contra ataques de brujería.
*Protección de un hogar y sus integrantes.
*Protección de un lugar.
*Protección de vehículos.
*Protección de vínculos.
*Protección personal.
*Salud y sanación.
En ciertos y determinados casos, como ocurre con los talismanes de los planetas, un mismo talismán puede ser aplicado para diversas obras. A modo de ejemplo, podemos ver las virtudes diversas que Paracelso adjudica a los talismanes del planeta Mercurio.
“Este sello confiere a quien lo lleva gran facilidad e inteligencia en el estudio de la Filosofía y la universalidad de las demás artes naturales. Si alguien traga algún brebaje en el que se habrá mojado este sello, conservará una memoria prodigiosa y quedará curado de la fiebre. Colocado debajo de la cabeza de un durmiente, permitirá el ver y el constatar todo cuanto este durmiente pida a Dios de ver o conocer”.
Como podemos ver en el texto paracelsiano, los talismanes poseen la virtud de “imantar” con su poder otros objetos, como ocurre con los brebajes en los cuales se sumergían los mismos y con los cuales el maestro suizo elaboraba medicinas. También es interesante observar la función “inspiradora” del talismán, el cual colocado bajo la almohada del durmiente le permite entrar en contacto con el astral superior e incluso con los mismos ángeles. Esta virtud se encuentra igualmente en otros talismanes (amén del de mercurio) e incluso, en anillos preparados para este fin.
Las virtudes de un talismán se irradian hacia todas las áreas de vida de una persona. Siendo la fuerza planetaria única, sus cualidades son diversas, según opere su energía en uno u otro plano de la estructura humana. Así es que (por ejemplo) un talismán de mercurio, “mercurializa” a la persona y sus obras, aportando cuestiones mercuriales en cada área: inspiración y discernimiento en lo espiritual, memoria en lo intelectual etc. La acción de los talismanes opera en los diversos planos de la realidad. Esto se debe a que en un talismán se conjugan varios elementos, los cuales vibran de manera diferente, unos en los planos más bajos y otros en los más altos. Estos planos pueden ser comprendidos según el orden de los cuatro elementos. Los cuatro planos de los que hablamos, se encuentran entrelazados unos con otros influenciándose. El más elevado de ellos es el que está ligado al elemento fuego, este ejerce su influencia en el agua, la cual opera así mismo sobre el aire, el cual influye en el último de todos, esto es, la tierra. En un talismán nos encontramos con elementos que van a operar en cada uno de estos planos: espiritual, astral y material. Estos elementos son signos, caracteres, nombres de ángeles y Nombres Divinos.
Más allá de las cuestiones que hemos enumerado, un talismán puede ser elaborado para muchas otras cosas, entre estas, se encuentra la posibilidad de ser elementos aplicados al favorecimiento del desarrollo espiritual.
Sumar fuerza a la fuerza
La elaboración de un talismán cumple con el axioma de la magia y la alquimia que dice:
“Suma fuerza a la fuerza”.
Sumar fuerza a la fuerza implica básicamente unir lo de arriba a lo de abajo, lo celeste a lo terrestre. Aquí es donde el conocimiento de la ciencia astrológica se hace imprescindible.
Unir lo de arriba a lo de abajo implica tener una actitud similar a la de un agricultor que desea tener éxito en la labor de su tierra. Nada se logra sin el curso de los astros.
Esta unión de lo de arriba y lo de abajo es descripta por C. Agrippa como un acto de “fecundación” entre la naturaleza y el cielo.
“Toda virtud natural realiza en verdad cosas muy maravillosas cuando está compuesta no sólo por una proporción física sino también cuando está animada y acompañada por la observación de las cosas Celestes escogidas y adecuadas para este efecto (es decir, cuando se hace ver que la virtud de las cosas celestes es la más fuerte para el efecto que anhelamos, y que también es ayudada por muchas cosas celestes) sometiendo totalmente las cosas inferiores a las celestes, como las hembras apropiadas para los machos, a fin de ser fecundadas.”
Aquí, el maestro alemán expresa la más pura doctrina mágica. Sumar fuerza a la fuerza implica trabajar la materia cuando los astros la favorecen. La virtud y la fuerza de los talismanes radican en el hecho de que en estos se ha logrado, sumar fuerza a la fuerza. Esto implica que al trabajar bajo condiciones astrológicas específicas, la virtud de los elementos de la naturaleza es exaltada y amplificada. A diferencia de nuestra actual percepción del tiempo, el cual es visto como algo neutro, para la magia antigua, el mismo es una fuente de energía, las cuales son una manifestación de la fuerza de los planetas. Cuando se une el tiempo propicio con el material, los signos y las condiciones adecuadas, es cuando sumamos fuerza a la fuerza. Elaborado de este modo, un talismán es mucho más que una mera medalla. Un talismán es un elemento en el cual se han conjugado y armonizado: símbolos y signos, los cuales se grabaron en un material adecuado, el cual fue preparado en el tiempo astrológico correspondiente. Conjugar todos estos elementos es la clave de la magia talismánica.
En principio, es bueno notar que los astros no pueden hacer nada que la naturaleza no pueda en potencia.
La naturaleza es “maga”. La misma posee de por sí, una cierta virtud mágica que le es propia. Así es que cada piedra, cada planta, cada metal, ha sido bendecido por el creador con un determinado poder. Este poder se encontraba en plenitud –según lo enseña la tradición bíblica- en las criaturas del paraíso. Esta virtud mágica, esta fuerza primordial no está perdida en la naturaleza, sino que se haya menguada. Es por esto que la magia dice de la naturaleza; que esta “se encuentra herida pero no muerta”. De hecho, es la naturaleza a quien recurrimos ante nuestra necesidad de curarnos de nuestras dolencias, extrayendo de sus diferentes seres los elementos necesarios para nuestro bienestar. Hay entre el hombre y la naturaleza un lazo de unión ya que según el hermetismo, todo lo que está fuera del hombre está en el hombre ya que este último es la síntesis de la creación, por lo tanto hay en la naturaleza –y por ende en el mundo metálico que es el que interesa en torno a los talismanes- capacidad para favorecer lo humano. La labor del artista sagrado y la del alquimista, es auxiliar a la naturaleza en esta función, purificándola de aquello que es nocivo y exaltando en ella aquello que es positivo.
La naturaleza puede según nos lo dice C. Ágrippa, “realizar cosas muy maravillosas”, en especial, cuando esta es “sometida a lo celeste”. Por medio del trabajo con las estrellas, la virtud mágico-espiritual de la naturaleza puede ser restaurada. Esta es quizás la idea central de toda la magia y la alquimia. Esto es: la elevación de la naturaleza a su estado primordial. Otra vez aquí es central la intervención de los astros ya que es gracias a ellos que el mago y el alquimista logran esta obra de restauración. Esto es así gracias a un hecho trascendente y es el de que los astros mantienen (a diferencia del hombre y el mundo sublunar) su condición paradisíaca. Esta idea se encuentra expresada en la doctrina antigua de ‘las esferas” base de la astrología medieval. Según este saber, la creación es similar a una cebolla. En el centro de esta se encuentra la tierra, sitio en el cual se encuentra el hombre, objeto de la predilección de Dios. La tierra es así mismo el reino de los elementos, esto es: la tierra, el agua, el aire y el fuego. A partir de aquí, nos encontramos con el mundo de las “esferas celestes” de la cual la primera es la de la Luna.
Paracelso defiende y “afirma valientemente”, la idea de la existencia de un poder mágico en la naturaleza, el cual es acrecentado por medio del arte mágico. Así lo dice en su Archidoxia:
“Ahora bien, y lo afirmo valientemente, los metales, las piedras y las raíces, las hierbas y todos los frutos son ricos de su propia vida, dependiendo dicha riqueza de la intervención del momento (astrológico) que actúa en su trabajo y preparación”.
Los talismanes más importantes son los talismanes de los planetas ya que los siete planetas conforman el sagrado septenario. La elaboración de un talismán planetario implica cargar de fuerza un determinado objeto, el cual, al haber sido elaborado en el elemento natural correspondiente a ese planeta en particular, pude absorber e irradiar esa fuerza planetaria. Por esto es importante que un talismán sea elaborado en el metal o el elemento que corresponde al planeta. La doctrina mágica nos enseña que la fuerza de los planetas puede ser aplicada en un objeto. Esta fuerza es condensada en el mismo para que pueda estar disponible para el bien de quien lo necesite. Esta capacidad de los planetas de manifestar su fuerza en los elementos naturales debidamente trabajados es manifestada por Paracelso:
“Nadie puede negar el gran poder de los astros superiores y de las influencias celestes sobre las cosas perecederas y mortales. En efecto, si los astros superiores y los Planetas pueden, a su voluntad, moderar, dirigir y forzar al hombre animal hecho sin embargo a imagen de Dios y dotado de vida y de razón, cuánto más podrán regir aquéllos a mínimas cosas tales como metales, piedras, imágenes, etc.; según su propiedad, los astros superiores y los Planetas se imprimen en estas cosas o las ocupan con todas sus fuerzas, de la misma manera que si estuviesen en ellas con toda su sustancia como están en el firmamento. Pues bien, al hombre le es posible reunirlos y fijarlos en un medio cualquiera a fin de que operen con eficacia, sea este medio el metal, la piedra, la imagen o cualquier otro objeto similar”.
Siguiendo este texto, podemos afirmar que la magia talismánica implica “reunir y fijar en un medio la energía de los planetas”. Así mismo, otras energías invisibles pueden ser atraídas y fijadas en un objeto, no solo la planetaria sino también la fuerza de los ángeles y las mismas bendiciones divinas. Así como un talismán planetario es un elemento en el cual se ha fijado la fuerza de un planeta, ocurre con los “Sellos Divinos”, el que estos sean portadores de luz espiritual y de bendición, gracias a los Nombres Divinos impresos en ellos. Un sello es un objeto en el cual se ha “fijado” una bendición. A diferencia de los talismanes, los cuales se trabajan bajo condiciones astrológicas, en aquellos momentos en los cuales los astros se encuentran favorables; los sellos se elaboran en los tiempos sagrados y en las fiestas religiosas, las cuales, son así mismo, pautadas según el movimiento de los astros. Dentro de estos sellos, podemos incluir a los “sellos de los setenta y dos ángeles”. Estos sellos se elaboran en el tiempo astrológico apropiado. A estos ángeles le ha adjudicado la tradición una porción del zodiaco a cada uno de ellos, de cinco grados, por lo cual son conocidos como “ángeles de los quinarios”. Para elaborar estos sellos, se debe esperar que determinados planetas se encuentren dentro de los grados correspondientes al ángel en cuestión. Estos sellos, permiten “portar” protección del ángel correspondiente, en los mismos, se incluye además del nombre del ángel y sus signos, un versículo de un Salmo adjudicado a ese ángel.
Para el mago francés E. Levy, estos sellos “fijan el espíritu, tornan más fuerte el pensamiento y sirven como sacramentos a la voluntad”. Así mismo, según el mismo E. Levi, la fuerza de estos sellos permite entrar en contacto con la fuerza de los mismos ángeles. Según él, los espíritus de todas las jerarquías están en comunión con aquel que comprende y utiliza correctamente estos signos.
Tradicionalmente los talismanes se elaboran teniendo en cuenta la energía de los sietes planetas, los signos del zodíaco, los nodos lunares, las moradas lunares, los quinarios del cielo, los grados, etc. A cada uno de estos elementos la magia le ha atribuido signos, ángeles, número y nombres Divinos.
Un talismán puede ser elaborado de manera personalizada, teniendo como referencia el mapa natal de la persona para quien se elabora. En este caso, los nombres y signos que se aplican son tomados de puntos específicos del mapa natal de la persona para quien el mismo se elabora, trabajado (entre otros métodos) por medio de las llamadas “tablas calculatorias”, elementos de gran utilidad en la magia cabalística.
La virtud que un talismán recibe al ser elaborado bajo condiciones astrológicas no se limita al hecho de que este va a poseer una cierta fuerza espiritual o energética, sino también en que esta misma fuerza no puede ser quitada del talismán si no es conociendo el modo correcto de hacerlo. Por esto dice el Picatrix que: la idea de los talismanes es que se construyan sobre las características celestes, y cuando es así nadie puede deshacerlos.
Según Paracelso: los sellos de los Planetas… poseen gran fuerza y virtud, cuando son preparados y llevados en tiempos convenientes según el curso del Cielo. Así es que, amén de ser necesario tener que prestar suma atención al momento astrológico en que es elaborado, otro factor astrológico a tener en cuenta, cuando se busca efectividad en el uso de un talismán, es que el mismo sea colgado del cuello por la persona que lo va a utilizar, o colocado en el lugar en que se quiere aplicar su influencia, en un momento en que sea favorecido por el cielo. Como regla sencilla, podemos decir que cada talismán debe ser colocado por primera vez, el día de la semana en el mismo ejerce su influencia, estando en lo posible la Luna en su fase denominada “nueva”. Si se dispone de los medios necesarios para saberlo, se puede, como método más sencillo, esperar al momento en que la Luna se encuentre en tránsito sobre el mapa natal de la persona para quien el talismán ha sido elaborado, en conjunción, trígono o sextil al planeta regente del talismán. Así es que si hemos elaborado un talismán de Marte para una persona dada, debemos esperar que la Luna se encuentre relacionada con los aspectos antedichos al Marte natal de la persona.
Extracto del libro “Manual de alta magia” de Francisco Stiglich. Editorial LEA.